El norte de Amsterdam era una zona en la que predominaba la actividad industrial, los astilleros, y con una gran actividad portuaria. La crisis de los años 80 acabó con toda su actividad, por lo que las autoridades municipales realizaron en 1999 una convocatoria abierta de ideas para otorgar usos transitorios a este espacio y resultó ganador el proyecto presentado por una alianza de artistas y arquitectos (Kinetisch Noord Trust) que dividía el área en diferentes funciones deportivas, artísticas, vivienda, de exhibición, etc. Este proyecto distinguía entre los costes de la infraestructura básica (encargada al proyecto ganador) y la posterior adecuación y diseño final de cada equipamiento (que correría a cargo de los usuarios finales). Para redondear el proyecto, la autoridad municipal se comprometió a ofrecer prestaciones para la funcionalidad del área, como la accesibilidad por ferry, facilitar la apertura de restaurantes, hoteles, etc. y el permiso para instalar contenedores como viviendas temporales para estudiantes.
Con el tiempo, el NDSM, el renovado barrio de los antiguos astilleros de Ámsterdam, se ha convertido en un referente del país en artes escénicas, festivales musicales, teatro experimental y artes visuales gracias. Uno de sus mayores atractivos es el hotel-grúa Faralda, establecimiento ubicado en una de las antiguas grúas del astillero y diseñado por Jean Nouvel.
Sólo tiene tres habitaciones: la Mystique suite, la Secret suite y la Free spirit suite, de arriba a abajo del hotel. Decoradas en ambientes diferentes (con cierto aire oriental las dos primeras y un toque industrial la Free spirit); las tres están equipadas con una cama queen size, aire acondicionado, WIFI gratuito, domótica para el climatizador y el control de la música, minibar….
A 50 metros de altura, cualquiera de las habitaciones tiene unas vistas espectaculares… ¡y una intimidad garantizada! Incluso dispone de un jacuzzi al aire libre de la terraza. Eso sí, no es recomendable para quienes sufran de vértigo: la parte superior gira con el viento. Un atractivo más para una instalación con más de 250 toneladas de peso. Es tan robusta que incluso se puede hacer puenting (sin necesidad de estar alojado) desde una altura de 90 metros, con una caída libre de 10. ¿Y cómo se accede a las habitaciones o se sale de ellas? Con un espectacular ascensor panorámico….
El promotor de la idea, el empresario Edwin Kormann Rudi, tuvo que invertir apenas un euro para comprar la grúa a cambio, claro está, de restaurarla. Pero fué más allá y, con la ayuda de varias empresas patrocinadoras, consiguió dar vida a Faralda con una inversión próxima a los tres millones de euros.