Javier Carvajal está considerado como uno de los arquitectos más destacados en la España del siglo XX. Concluyó sus estudios de arquitectura con un Premio Extraordinario en 1953 y entre 1972 y 1974 dirigió la Escuela de Arquitectura de Barcelona y, también en 1974, asumió la Cátedra de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de Navarra. Ya como Catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, Carvajal Ferrer fue nombrado en 1968 decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, cargo para el que salió reelegido en 1973. Ejerció además diversos cargos públicos, como la secretaría de la Comisión de Enseñanza del Consejo Superior de Arquitectos (1966), la Comisaría-Delegada del Ministerio de Educación y Ciencia para la Reforma de las Enseñanzas de Arquitectura en España (1968) y la Dirección General de Promoción del Turismo (1973).
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios, como la Medalla de Bellas Artes (1960), la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica (1964), el Premio a la Mejor Arquitectura Internacional de la Feria Mundial de Nueva York (1964), el Premio Fritz Schumacher de la Universidad de Hannover a la Mejor Arquitectura Europea (1968), la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio (1973) o el Premio del Colegio de Arquitectos a la Mejor Arquitectura de Madrid (1980). En 2002 fue galardonado con el X Premio Antonio Camuñas de Arquitectura en reconocimiento al conjunto de su obra arquitectónica y su trayectoria docente y profesional. Entonces se consideró que su obra era una referencia para entender la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX y se valoró también su labor docente.
La Torre de Valencia en Madrid o el Pabellón de España en la Exposición Internacional de Nueva York de 1964 son algunas de las obras más representativas de Carvajal, entre las que también se encuentran a Biblioteca de la Facultad de Derecho (Madrid), la Biblioteca Central (Navarra), el Edificio Adriática (Madrid), la Escuela de Comercio (Barcelona), la Biblioteca Imperial de Teherán, la sede en Madrid de la Organización Mundial de Turismo o el colegio Cardenal Cisneros, también en Madrid.
Esta impecable trayectoria captó el interés de la firma Loewe. La relación entre Carvajal y Loewe comenzó en la Trienal de Milán, en 1957, cuando el arquitecto conoció a Enrique Loewe Knappe, descendiente de tercera generación del fundador de Loewe. Pronto quedó patente
el interés común por el diseño progresista, y Carvajal emprendió un exhaustivo proceso de modernización de la firma que abarcaba desde innovadores diseños de productos hasta nuevos establecimientos así como imponentes showrooms y oficinas de la compañia.
En la década de los 50 y 60, las oficinas y tiendas de la compañía en España se convierten en referente del diseño internacional gracias a la característica arquitectura e interiores de Javier Carvajal.
La obra de Carvajal significó para la firma española un aire de modernidad que llegó a tiendas -entre ellas de la madrileña calle Serrano- y oficinas, aportando gran cantidad de productos innovadores. Así, no es de extrañar que Jonathan Anderson, actual director creativo de Loewe, haya querido recuperar parte de ese legado de la firma española, devolviendo protagonismo al trabajo que Carvajal hizo en sus locales.
Por eso, y a modo de tributo, Loewe ha expuesto hasta el mes de enero en su emblemático local de la Milla de Oro una muestra dedicada a aquel pabellón, a aquella feria internacional y al arquitecto Carvajal.
La exposición, denominada Spanish Pavillón, 1964/65 New York World’s Fair, giraba en torno a aquel edificio que representaba a nuestro país y que tantos elogios recibió, tanto el inmueble como su creador, en aquellos años sesenta del siglo pasado. En su tienda de Serrano 26, Loewe ha distribuido textos, fotografías, maquetas y material audiovisual sobre aquel acontecimiento neoyorkino.