Las inquietudes del genio

Desde que desembarcó en la capital española, en Volumen hemos dado un gran protagonismo a la Fundación Norman Foster. Sin embargo, de todas las iniciativas que se están organizando de forma continua desde esta prestigiosa entidad, la más accesible, visual y quizás atractiva es la exposición ‘Futuros Comunes’.

El Espacio Fundación Telefónica, sito en la céntrica Calle Fuencarral de Madrid, alberga esta interesante muestra hasta el 4 de febrero del año que viene. Se trata, sin duda, de un excelente compendio que acerca al público la obra del genial arquitecto y su visión de futuro, además de revelar sus fuentes de inspiración.

Luis Fernández-Galiano, Catedrático de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM) y Director de Arquitectura Viva, es el comisario de esta exposición que supone un viaje al interior de la cabeza del artista. En algún lugar de la mente de Foster, el futuro y el pasado pueden inspirar el presente.

 

 

La muestra recorre doce proyectos recientes del autor y otra docena de clásicos. La idea es centrarse en el vínculo que existe entre sus primeros planes y los actuales. A través de este “diálogo” entre las aspiraciones antiguas y modernas del Barón Foster, el público apreciará el conocimiento técnico del genial arquitecto y cómo éste le sirve para prefigurar el futuro y para superar barreras físicas o sociales.

Para más inri, la propia exposición se exhibe en un edificio que fue un auténtico modelo de innovación décadas atrás. El Espacio Fundación Telefónica se ubica en el interior del que fue el primer rascacielos construido en España, lo que también puede servir como hilo conductor para una de las obsesiones de Norman Foster: hacer las ciudades más habitables, sensibles socialmente, abiertas al cambio y ­—¿cómo no?— a la innovación.

Las conversaciones que se producen entre los proyectos expuestos reflejan cómo el autor busca atender las necesidades contemporáneas, pero siempre sin olvidar el refinamiento técnico. Un buen ejemplo es la comparativa entre la sede de la compañía Bloomberg en la City londinense (construida para Willis Faber & Dumas hace cuatro décadas) y la nueva Casa de Gobierno de Buenos Aires.

Otro diálogo interesante es el nacido de la confrontación entre las míticas bodegas Château Margaux y sus primeros dibujos de arquitectura vernácula, cuando todavía era estudiante. O el nacido de comparar su actual proyecto para la ampliación del Museo del Prado con el Carré d’Art que completó hace un cuarto de siglo en Nîmes.

Para los amantes del diseño y la arquitectura, Norman Foster es eterno. Esta muestra es buena prueba de ello. Pero, además, es una delicia de exposición en la que perderse para inspirarse. Recorrer la tercera planta del Espacio Fundación Telefónica es viajar a un pasado que ya era moderno, es atravesar un presente donde sopla un aire que está por venir y, por supuesto, es saltar hacia un tiempo que prefigura un futuro común.

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