Hacer de cada pieza una auténtica escultura es una de las cualidades del diseñador Jaime Hayon, pero no es la única. Cada curva dice mucho de la inspiración que hay detrás de todas las ideas que materializa uno de los diseñadores españoles con mayor reconocimiento internacional. En el blog de Volumen ya nos dejamos seducir por su obra Aleta, trabajo que desarrolló en aquella ocasión para Viccarbe. Sin embargo, ahora nos detenemos ante otro de sus grandes logros, la colección de sofás Lune, concebida en exclusiva para la compañía Fritz Hansen.
El propósito de la marca danesa desde el principio del proyecto siempre fue revolucionar el mundo de los sofás modulares y exponer ante el mundo entero un nuevo paradigma. Y lo han conseguido de la mano de Hayon, quien ha capturado a la perfección la limpieza y pulcritud de la estética nórdica, con la elegancia del sur de Europa. Todos los modelos de Lune tienen un diseño lúdico, sin renunciar a los rigurosos estándares de calidad de Fritz Hansen.
De nuevo, nos encontramos ante un sistema que permite infinitas posibilidades, dada su naturaleza modular. Un sofá en forma de gran L, un biplaza o un chaiselongue… es el cliente quien elige y configura su realidad de acuerdo al espacio disponible, las necesidades o los gustos propios. Con Lune nunca si pierden la funcionalidad, la flexibilidad, la comodidad, ni mucho menos la belleza.
Un sofá debe cumplir con las máximas exigencias de confort, es su sino y razón de ser. Lune, de hecho, es un término danés que hace referencia a esa sensación que se siente cuando todo está bien, cuando el entorno es ideal, con la temperatura adecuada y el bienestar lo envuelve todo. Y para alcanzar este nirvana de la comodidad, Fritz Hansen ofrece varias propuestas con distintos tamaños, precios, combinaciones y colores.
¿Pero cómo se construyen el placer y el descanso? ¿Cómo se materializa el bienestar? La respuesta es sencilla, cuidando cada centímetro de la pieza. Lune es una colección de sofás que cuenta con asientos caprichosamente suaves, con un tapizado de lino y algodón. Sus cojines —hechos a mano— cuentan con cuatro capas de diferentes materiales técnicos, recubiertos finalmente por un recubrimiento de plumas de ganso y pato.
Uno de los acontecimientos que más llama la atención la primera vez que se prueba la gama Lune es como los cojines envuelven el cuerpo. Sentarse en estos sofás es rendirse al descanso más profundo porque todos los elementos se ajustan y moldean a la persona. Y después de su uso, basta con dar unas palmaditas para que recupere su posición y forma original. Casi parece magia.
Volumen pone a disposición de sus clientes el repertorio de sofás modulares que lo ha cambiado todo. Hay un antes y un después de Lune. Todo lo anterior al diseño de Jaime Hayon para Fritz Hansen ha quedado anticuado y obsoleto. El salto evolutivo ha sido de tal magnitud, que solo basta con probarlo una única vez para entender que hasta ese momento, el reposo y el descanso no habían existido realmente.