En la actualidad, las necesidades de los clientes y usuarios se ven cubiertas —y en ocasiones creadas— por los propios espacios comerciales. En torno a la actividad comercial se ha creado y desarrollado una suerte de ciencia, cultura y casi religión que, en muchas ocasiones, gira alrededor del propio espacio físico. No solo se adquiere un producto o se contrata un servicio, tampoco únicamente se exige un trato y un sinfín de atenciones, la sociedad reclama una experiencia de compra. La evolución del diseño, el desarrollo de la comunicación corporativa, la imagen de marca y las tendencias arquitectónicas dirigen al común de los mortales hacia un mundo de sensaciones que deben dejar huella en lo más profundo de su mente. Sigue leyendo
