En la actualidad, las necesidades de los clientes y usuarios se ven cubiertas —y en ocasiones creadas— por los propios espacios comerciales. En torno a la actividad comercial se ha creado y desarrollado una suerte de ciencia, cultura y casi religión que, en muchas ocasiones, gira alrededor del propio espacio físico. No solo se adquiere un producto o se contrata un servicio, tampoco únicamente se exige un trato y un sinfín de atenciones, la sociedad reclama una experiencia de compra. La evolución del diseño, el desarrollo de la comunicación corporativa, la imagen de marca y las tendencias arquitectónicas dirigen al común de los mortales hacia un mundo de sensaciones que deben dejar huella en lo más profundo de su mente.
Este progresivo cambio de enfoque se ha ido produciendo a lo largo de los siglos, pero se ha potenciado en las últimas décadas. Uno de los principales factores de este perfeccionamiento comercial ha sido la arquitectura, una disciplina que siempre ha estado vinculada con la compraventa y los negocios, desde las primitivas tiendas en los zocos de la antigüedad, hasta los modernos espacios comerciales del siglo XXI. Este es el motivo de que la cuarta edición del Premio Internacional de Arquitectura Matimex (PIAM) se centre en esta ocasión en los espacios comerciales contemporáneos y lleve por nombre ComerciARQ.
Los participantes podrán plantear proyectos de espacios nuevos o de recuperación de lugares existentes, pero todos los trabajos presentados deben englobarse dentro de las tipologías que señala la organización. Además, la idea del proyecto tiene que girar en torno al concepto de “espacio comercial contemporáneo”.
Entre los diferentes modelos y ejemplos que marcan las bases del concurso, se encuentran lugares destinados al comercio al por menor, al por mayor o los espacios efímeros. Asimismo, existe una categoría enfocada a espacios de comercio de alimentos, tales como mercados tradicionales, supermercados y grandes superficies. Eso sí, en esta tipología se incluyen todos aquellos espacios cuya actividad principal sea la venta, en ningún caso la restauración.
Las tiendas y centros comerciales cuyo eje sea el comercio de moda y complementos también cuentan con una categoría en los PIAM: boutiques de moda, grandes almacenes, centros comerciales, etc. Y como no podía ser de otra manera, los espacios destinados al comercio de productos especializados son una posibilidad real de participación. Aquí se incluyen todo tipo de establecimientos: arte, mobiliario, decoración, elementos de construcción, cosméticos, productos deportivos, electrónicos, libros, papelería o joyas.
En todos los casos, la organización y las bases del concurso ComerciARQ excluye a aquellos locales en los que la actividad principal sea la prestación de un servicio, es decir, no se considerarán como espacios comerciales a las peluquerías o los centros de estética, los restaurantes, las consultas médicas y similares.
El éxito del concurso viene avalado por un jurado compuesto por profesionales de gran reconocimiento a nivel internacional vinculados directamente con la arquitectura, el diseño y la sostenibilidad, así como por la gran acogida sus tres ediciones anteriores. En 2017 —última edición de los PIAM— los participantes reflexionaron sobre “la arquitectura del equilibrio”. En 2016 el leimotiv del certamen fue “la arquitectura del conocimiento”. Finalmente, el concurso se inauguró en 2015 bajo propuestas innovadoras y vanguardistas cuya misión era responder a las tendencias del sector hotelero.