La Fundación Juan March acoge la primera exposición retrospectiva en España del arquitecto, diseñador gráfico, industrial y de mobiliario, profesor, escultor, pintor, ensayista, editor… Max Bill (Winterthur, 1908 – Berlín, 1994), uno de los artistas suizos más reconocidos y polifacéticos del siglo XX y una figura relevante de la arquitectura moderna. La muestra recoge de manera concentrada toda la obra de Bill. Una cuidada selección de 170 obras y documentos procedentes de colecciones e instituciones públicas y privadas europeas y americanas.
De 1924 a 1927, Bill estudió orfebrería en la Kunstgewerbeschule de Zurich, donde entró en contacto con el dadaísmo y el cubismo. Entre 1927 y 1929 estudió artes en la Bauhaus de Dessau, donde se aproximó al funcionalismo del diseño con profesores como Wassily Kandinsky, Paul Klee y Oskar Schlemmer.
Al concluir sus estudios regresó a Zurich para dedicarse a la pintura, la arquitectura y el diseño gráfico y en 1930 creó su propio estudio de arquitectura. Versátil como pocos, como miembro de la Deutscher Werkbund, proyectó la finca de Nuebühl de estilo moderno, cerca de Zúrich; trabajó como escultor y se adhirió a algunas organizaciones artísticas como la Abstraction-Création, el grupo de artistas Allianz de Suiza, el Congrès Internatonal d’Architecture Moderne (CIAM) y la Union des Artistes Modernes (UAM), de París.
En 1944 Bill llevó a cabo una primera incursión en el campo del diseño industrial, con el diseño de un reloj de aluminio para Junghans, firma con la que colaboró durante varios años realizando modelos de relojes de pared, de cocina y de pulsera con estilo racionalista y estética industrial. Uno de esos relojes de pared está expuesto en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York. Se adentró en el diseño de mobiliario con un taburete minimalista, el Ulmer Hocker (1954), uno de sus diseños más conocidos.
En 1951 fundó junto a Inge Scholl y Otl Aicher, la Hochschule für Gestaltung en Ulm, Alemania (HfG Ulm), una escuela de diseño que continuaba la tradición de la Bauhaus. Fue rector y director de los departamentos de arquitectura y diseño de producción entre 1951 y 1956. Bill defendió en esta escuela el funcionalismo y el formalismo geométrico de la Bauhaus, ya que creía que las formas basadas en las leyes matemáticas poseían una pureza estética, y por lo tanto, universalidad. En 1964 fue nombrado arquitecto jefe del pabellón de “Educación y creación” en la Exposición Nacional de Suiza y miembro honorario del American Institute of Architects. Entre 1967 a 1976 se convirtió en miembro del Consejo Nacional de Suiza; en profesor en la Staatliche Hochschule für Bildende Künste de Hamburgo; en presidente de Diseño Ambiental; en miembro asociado de la Real Academia de Ciencias, Literatura y Arte de Flandes (Bruselas); en miembro de la Academia de las Artes de Berlín…
Tras el éxito de las exposiciones celebradas en el Kunstmuseum de Stuttgart, el Kunstmuseum y el Gewerbemuseum de Winterthur y la Haus Konstruktiv de Zúrich entre 2005 y 2008 (en esta última fecha con motivo del centenario de Bill), la muestra que ahora presenta la Fundación Juan March quiere ofrecer una visión actualizada de la obra del artista suizo y de su significado para las artes plásticas, la arquitectura y el diseño.
La muestra ha sido organizada en colaboración con la Max, Binia & Kakob Bill Stiftung y ha contado con el asesoramiento principal de Jakob Bill, por lo que se han seleccionado obras fundamentales y representativas de toda la trayectoria del artista, que fue alumno de la Bauhaus entre 1927 y 1928 y cofundador de la Hochschule für Gestaltung Ulm (HfG) [Escuela Superior de Diseño de Ulm], creada en 1951, además del máximo exponente del llamado konkrete kunst [arte concreto], tendencia que marcó la creación suiza contemporánea.
Bill destaca, además de por su influencia en la arquitectura española, por su influjo en las corrientes geométricas latinoamericanas. También lo hace por sus ensayos, su dedicación a la enseñanza y sus preocupaciones políticas y sociales. A todos esos aspectos de su vida y su obra atiende el catálogo de la muestra, profusamente ilustrado y publicado en dos ediciones, española e inglesa, con ensayos de especialistas internacionales y españoles y una selección de textos inéditos de Max Bill. La obra de Bill puede considerarse como una intensa fiesta de las formas; con aquellas formas que encuentran su función en la vida diaria –como las del diseño y la arquitectura–, y con aquellas con las que se celebra una belleza que no tiene función material –la de las obras de arte, que Bill definió frecuentemente como “objetos configurados para el uso espiritual”–.
En un texto sobre cuestiones relacionadas con el diseño de exposiciones escrito en 1948, Max Bill decía haberse preguntado con frecuencia “por qué se visitan las exposiciones. He llegado a la conclusión […] de que la mayoría de los visitantes esperan recibir una sensación que exceda el ámbito de su vida cotidiana. La visita a una muestra –añadía– es una ocasión para interrumpir la vida diaria con un día de fiesta”.