Frederick J. Kiesler es considerado como uno de los artistas visionarios del siglo XX. Su variada obra abarca desde la arquitectura a la escultura pasando por el diseño, la pintura y el teatro. Gran parte de su obra se puede contemplar ahora en la Casa Encendida de Madrid, que ha organizado la exposición Frederick Kiesler. El escenario explota.
Kiesler nació el 22 de septiembre de 1890 en Czernowitz, en aquel entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, pero hoy en día es Ucrania. Estudió en Viena, en la Universidad Politécnica y en la Academia de Bellas Artes y pronto empezó a despuntar.
En 1924, con apenas 34 años, organizó la Exposición Internacional de Nuevas Técnicas Teatrales en la Konzerthaus de Viena. Fue una espectacular obra de arte global, en la que deslumbró por su instinto creativo. Desde la tipografía del cartel, del catálogo o de las entradas hasta sus innovadores conceptos sobre la distribución de los espacios de la exposición (L+T installation system), todo pasó por sus manos. Para esta exposición Kiesler diseñó Space Stage, “la forma contemporánea de teatro, flotando en el espacio”, como él mismo definió.
Repitió éxito un año más tarde en París, en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes, en la que presentó City in Space, su visión arquitectónica de lo que sería la ciudad flotante del futuro, que tuvo una gran repercusión entre los representantes de la modernidad radical.
Kiesler trasladó su redidencia a Nueva York en 1926, ciudad a la que aportó su talento con el diseño y la construcción del Film Guild Cinema tres años después. Es una obra pionera ya que fue la primera sala diseñada y pensada específicamente para el cine y para la que ideó una pantalla transformable que denominó screen-o-scope.
Es en esta ciudad donde obtiene la licencia de arquitecto y se integra en la AUDAC (American Union of Decorative Artists and Craftsmen) y en la ahonda su interés por el surrealismo y en la que labró su gran amistad con Arshile Gorky.
Entre 1932 y 1933, Kiesler construyó un modelo a escala real de la Space House, una vivienda unifamiliar en la que utiliza formas biomórficas por primera vez con una teconología doméstica un tanto utópica… Posteriormente, trabajó en numerosos proyectos para el diseño de muebles de oficina, como el Flying Desk, y fue elegido para amueblar el apartamento de Charles Mergentine. Y es que durante la década de lo años 30, Kiesler diseñó muebles con formas y funciones modernistas, como la mesa kidney-shaped, que alcanzó gran popularidad, la Bed-Couch o el Lounge Party -un salón convertible que puede acomodar a un gran número de personas- son una buena muestra de su talento.
En 1937, Kisler creó el Laboratory for Design Correlation de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia y comienza a trabajar en la Vision Machine -un objeto audiovisual para demostrar y explicar el proceso de la percepción-, así como en el diseño de su famosa biblioteca Mobile Home, en el que participaron los alumnos de la escuela y con el que mostró el “proceso de diseño correalista”. En los años posteriores, Kiesler trabajó para Peggy Guggenheim, diseñó exposiciones como la Architects’ Committee of the National Council of American-Soviet Friendship, la Bloodflames o la Exposition Internationale du Surréalisme y se centró en desarrolllar su teoría del correalismo -el espacio sin fin-, de la que escribió el Manifeste du Corréalisme, publicado en L’Architecture d’Aujourd’hui.
Fué en 1950 cuando presentó el proyecto de la Endless House en la exposición The Muralist and the Modern Architects de la Kootz Gallery de Nueva York. Se trataba de una casa biomorfa, irregular e íntimamanete unida con la naturaleza. Con este proyecto, adoptó una posición opuesta a la arquitectura octogonal de su tiempo. Después llegaron The World House Gallery y su éxito con una nueva Endless House, esta vez encargada por el Museum of Modern Art neoyorkino para diseñar una casa unifamiliar para el jardín del museo.
Junto con otros siete arquitectos, Kisler recibió en el 59 la llamada de la Fundación Ford para proyectar The Endless Theatre. Fiel a su idea del espacio sin fin, su proyecto consistía en un bloque de hormigón continuo en cuyo interior dispuso tres escenarios combinables equipados con los mecanismos técnicos más modernos.
A partir de entonces, se centró en explotar sus capacides creativas en el mundo de la pintura y la escultura, antes de fallecer en Nueva York, en 1965.
Casi 50 después de su muerte, la obra de Frederick Kiesler nos permite descubrir las claves de lo contemporáneo. Fue un precursor e innovador, cuyas teorías le han convertido en un referente indiscutible de la arquitectura, así como del mundo de la escenografía, el diseño y el cine experimental. Y es en este campo, el de las artes escénicas, el protagonista de la exposición Frederick Kiesler. El escenario explota, que se puede visitar hasta el 12 de enero de 2014, en la Casa Encendida (Ronda de Valencia, 2. Madrid).