Maqueta del espectacular proyecto de Exterior Arquitectura, Foster, Partners y Sintaxis Espacial.

Londres busca soluciones arquitectónicas para la movilidad ante el crecimniento de su población

Exterior Arquitectura, Foster, Partners y Sintaxis Espacial es un equipo de empresas ha desarrollado SkyCycle, una alternativa para transformar el transporte en Londres. Utilizando los corredores ferroviarios suburbanos ya existentes, su proyecto consiste en construir una cubierta por encima de los trenes para crear nuevas rutas de ciclismo por toda la capital.

Es decir, la red SkyCycle aprovecha los servicios ferroviarios de cercanías existentes para ofrecer más de 220 kilómetros de rutas ciclistas seguras, libres de coches y a las que se puede acceder desde más de 200 puntos de entrada. En definitiva, una propuesta rompedora para los casi seis millones de personas viven en Londres dentro del área de influencia de la red propuesta, la mitad de los cuales viven y trabajan a menos de 10 minutos de una entrada. Cada ruta tiene capacidad para 12.000 ciclistas por hora y mejorará los tiempos de viaje en aproximadamente 29 minutos.

Las líneas de ferrocarril de Londres fueron construidas originalmente para los trenes de vapor, utilizando los contornos naturales de la ciudad, así se reducía la cantidad de energía gastada y evitaba pendientes pronunciadas. SkyCycle aprovecharía esta infraestructura que aporta beneficios asociados como la regeneración del valor de las zonas industriales junto a las líneas de ferrocarril hoy en día infrautilizadas.

Los primeros estudios del sistema SkyCycle indican que supondría un coste de 10.000 millones de libras, un presupuesto menor que la construcción de nuevas carreteras y túneles. Por otro lado, la cubierta proporcionaría oportunidades de negocio para empresas privadas a lo largo de 480 kilómetros de la red, por ambos lados, sobre todo en el cruce con las estaciones y puentes; la explotación comercial público-privada y la regeneración se han tenido muy en cuenta.

El pasado 31 de enero Londres llegó a los 8,615 millones de habitantes, superando por primera vez el pico de población que alcanzó en 1939 y se espera que supere los

10 millones en 2030. Para esa fecha se calcula que la demanda de transporte público subida un 50% y se necesitaría construir 50.000 casas nuevas cada año para atender a la demanda futura. La gente se va cada vez más a las afueras para poder pagarse un piso, pero los trabajos siguen estando en el centro de la ciudad. El esquema actual de movilidad es difícilmente sostenible.

En la última década el uso de la bici en Londres ha crecido un 70%. Este alcanza solo a un 2% de los desplazamientos -un porcentaje a la cola de las capitales europeas- y supone un 20% de las muertes y accidentes graves en las calles.

Foster & Partners son expertos en la construcción de grandes aeropuertos que básicamente son “sistemas supersofisticados de logística de equipajes y paquetería. ¿Qué pasa si trasladamos esos sistemas al SkyCycle? Imagine un almacén de Amazon en un extremo, tubos en la red para distribuir la mercancía y, después, mensajeros en bici que la lleven a las casas. En la actualidad las furgonetas de reparto medio vacías colapsan el tráfico”, explican responsables del proyecto.

También están el factor estético, “crear un hito arquitectónico en la ciudad para el futuro” y el potencial para el turismo. “Ahora el turista se mueve por Londres emergiendo del subsuelo como un topo, incapaz de captar una perspectiva general de la ciudad. Imagine bicis de alquiler con Ipads que marquen itinerarios para ver la ciudad desde el cielo”, explican.

La idea ya ha sido presentada al alcalde Boris Johnson, que organizó una reunión con la empresa que gestiona los ferrocarriles de Londres. Allí se decidió desarrollar el proyecto de un tramo, entre Stratford y Liverpool Street, para estudiar costes y viabilidad. El problema, de entrada, es el precio. “El SkyCycle podría extenderse a muchas otras ciudades”, explican sus autores, y quien construya la primera “podrá exportar el conocimiento y la tecnología”. Se trata, concluyen los responsables, de “mucho más que pedalear en el cielo”.

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